lunes, 27 de agosto de 2012

Una agradable sorpresa



Vamos avanzando de aquella manera, un pasito palante y otro patrás. Normalmente el pasito alante lo da parte de la sociedad y el pasito atrás lo da parte de nuestra nefasta clase política. Ejemplo de ello es el aparcabicis ¿casero? instalado por una empresa privada en el SEPES y otro es la amenaza de obligar al uso del casco en ciudad, caso que sólo ocurre en Australia, Nueva Zelanda y Eslovenia. Para subir impuestos o quitarnos los derechos laborales hay que atender a razones europeas, pero cuando esas mismas razones aconsejan el fomento de la bicicleta, entonces los políticos se aferran al terruño con uñas, dientes y azada, quizá temiendo que le cambien el cochazo oficial por una más modesta bicicleta. Que no sufran, pues si ellos nos quieren imponer el coche nosotros no pretendemos imponerles la bici, no sea que se caigan y se dañen el intelecto, tan necesario para seguir llenándose los bolsillos o los carritos de la compra, mientras nos llevan a la ruina que, paradójicamente, no se traduce en más bicis sino en coches más destartalados y apestosos. Para que luego digan que la bici es de pobres...