Las
principales organizaciones ecologistas y defensoras de la movilidad
sostenible consideran absurdo que se siga promocionando y sustentando
con fondos públicos la industria del automóvil.
Entre
las razones de su oposición a que se socialicen las pérdidas de ese
sector están que las enseñanzas que nos está dejando la pandemia
deberían servir para repensar el modelo de movilidad. Resulta, pues,
imprescindible favorecer aquellos que son sostenibles, saludables y
no contaminan, como son el caminar y la bicicleta.
Durante
las semanas de confinamiento se ha podido constatar que la calidad de
vida de la ciudadanía en lo que se refiere al aire que se respira ha
experimentado una mejora espectacular. También sabemos que, aparte,
la contaminación mata, y provoca en Europa cada año cientos de
miles de fallecimientos. De otra parte, existe una relación entre el
nivel de contaminación y la propagación del virus y su letalidad.
Así, el agente infeccioso podría dispersarse adherido a las
micro-partículas que genera en gran medida el tráfico motorizado,
según refieren diversos estudios.
Las
organizaciones firmantes abogan por la reconversión de la industria
del automóvil hacia otras producciones de utilidad general. Con
independencia de la crisis sanitaria, a nadie se le escapa que la
producción masiva de automóviles está condenada a la ruina, por el
simple avance social. Es preferible un planteamiento realista de la
cuestión que la adopción sistemática de parches, como hemos ido
viendo durante años, que no hacen sino prolongar una agonía, a
costa de los recursos de toda la ciudadanía.
En
cualquier caso, sorprende e indigna que tan cuestionable plan vuelva
a ignorar a la bicicleta, que se ha demostrado como un instrumento de
enorme utilidad para los desplazamientos seguros, rápidos y
eficientes en el seno de las ciudades. Es por ello por lo que
exigimos que ese clamoroso olvido sea subsanado, y corregidas
sustancialmente al alza las irrisorias cifras que tales programas han
solido dedicar a la movilidad ciclista. En paralelo, y no en menor
importancia, deberán proporcionarse los recursos necesarios para
favorecer la movilidad peatonal, permitiendo que andar por nuestras
ciudades sea agradable, cómodo y seguro.
Fuente: ConBici
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