Y Triviño hizo lo que pudo en el Consejo Superior de Tráfico (CST)
celebrado ayer, aunque no se le dejó hablar, machacándole desde la
tribuna los "moderadores" , en un ambiente hostil a las
disensiones y entregado a la dirección DGT. Personalmente para el
Sr. Triviño ha sido un trago muy duro por el que ha tenido que
pasar ante ese auditorio, y desde ConBici queremos aquí
reconocérselo. En este enlace
ow.ly/rdSFI se puede
comprender parte de lo que sucedió según una nota publicada por el
propio Alfonso Triviño.
Para empezar, la sesión se convocó a las 12h., a pesar de la
densidad de los temas a tratar. Pensamos que así se planificó para
restar tiempo al debate. Y así, al representante de la ACP apenas
le han dejado hablar, y le decían que las posiciones de la
coordinadora ya las conocen, y que a ConBici "ya les respondimos
por escrito" (falso) y que el Pleno no es el sitio para debatir
("tampoco", añadimos nosotros) si él es nuestro representante en
el CST, que nos cuente lo que durante tres horas se dijo allí,
pero que nuestras opiniones ya las conocen, dando por hecho que
los asistentes a la sesión no querrían conocerlas o que ya
estarían informados.
Ante tan vergonzosa estrategia de no debate, ahora escenificada en
este importante foro que debería ser el CST, ConBici quiso
trasmitir lo siguiente:
LA NOTA QUE NO NOS DEJARON LEER
"La Coordinadora ConBici desea expresar su rechazo ante el
procedimiento con el que se pretende elaborar una Ley de Tráfico,
sin apenas tener en cuenta las demandas del sector, ni de usuarios
ni del mundo empresarial, ni de los deportistas, ni de los
profesionales… y ni siquiera de los ayuntamientos, los que serán a
la postre encargados de hacerla cumplir. Por contra, la reforma
cuenta con el apoyo de alguna aseguradora, alguna asociación de
automovilistas y alguna asociación de víctimas… de coches. Esa es
la ley que se pretende sacar… Todo para los usuarios, pero sin los
usuarios.
Y así, desde ConBici y mediante nuestro representante
en el Consejo Superior de Tráfico, queremos manifestar, primero,
nuestra queja formal por no haber sido siquiera invitados a esta
sesión, al igual que otras entidades representativas, lo que
demuestra que nuestros gobernantes van en dirección contraria al
creciente uso de la bicicleta, y para los que la medida estrella
consiste en imponerles un casco a los ciclistas.
Se sabe que si esta imposición se lleva a cabo, el uso de la
bicicleta descenderá… ¿es eso lo que se pretende?. ¿Por qué en
Europa y en el resto del mundo el casco no es obligatorio excepto
en Australia y Nueva Zelanda, países dónde el uso de la bicicleta
es testimonial?. ¿Sólo a nosotros nos preocupa la vida de las
personas y al resto del mundo no?.
¿Saben ustedes que en la exposición de motivos del Proyecto de Ley
la obligación de llevar casco no está motivada, ni hay referencia
alguna a estudios que la avalen? Pero no se trata sólo del casco…
hay mucho más. El Proyecto de Ley se va a debatir sin el informe
preceptivo de ESTE Consejo, lo que vicia su procedimiento de
tramitación. Tampoco va acompañado de una memoria de impacto
social, ignorando las consecuencias que en aquellos países ha
supuesto la obligatoriedad del casco ciclista. Carece igualmente
de una memoria económica, pese al cambio previsto de elevación del
límite de la velocidad máxima a 130 Km/h. ¿No les parece una
frivolidad y un desprecio, entre otros, a este Consejo Superior de
Tráfico?
¿Saben que después de que la Directora de la DGT
propusiera en Junio en el Congreso una Comisión para debatir sobre
el casco, se remitió a finales de Julio el anteproyecto de ley al
Congreso, sin haber empezado aún las comparecencias y con la
decisión ya incorporada al Anteproyecto de la obligatoriedad del
casco ciclista?. ¿No les parece una falta de respeto a los
miembros de la Comisión de Seguridad Vial y a las personas
llamadas a comparecer?
Se trata de una Ley que, además de los desaguisados que introduce,
habilita en su disposición adicional primera al Gobierno (o sea, a
la DGT) para que haga una nueva Ley, refundiendo en un sólo texto
todas las normas legales y reglamentarias sobre Tráfico,
circulación de vehículos a motor y seguridad vial. Así nunca
tendremos una ley con amplitud de miras y para el siglo XXI… más
bien, un legislador obsesionado por refundir textos ya superados.
La única justificación para obligar el uso de casco dada por la
DGT al Congreso es la necesidad de cumplir con cambios en la
legislación europea. Pero en este mismo mes de noviembre, ConBici
ha preguntado a la Unidad de Seguridad Vial de la Dirección
General de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea en
Bruselas, sobre su posición acerca del casco, y la respuesta
recibida por escrito ha sido la siguiente: “Nuestra política sobre
seguridad vial 2011-2020 no contempla ninguna iniciativa
legislativa sobre el uso del casco por los ciclistas, que tampoco
se encuentra en el programa de trabajo para 2014.”
En definitiva, la ley, en lo que respecta a los ciclistas, se
nutre de aspectos negativos, imponiendo cargas injustificadas como
el casco, a la vez que mantiene un régimen sancionador
desproporcionado (no llevar casco es una infracción grave,
¡equiparada a saltarse un stop!). Se coge del Proyecto de
Reglamento lo malo, pero no se lleva a la Ley las “calles 30” ni
la consideración de la bicicleta como vehículo preferente, ni se
corrige la obligación del ciclista de ir orillado a la derecha del
carril, cuando todos los ciclistas sabemos que es la posición
menos segura.
¿Dónde queda ese supuesto deseo de velar por la seguridad del
ciclista?. La respuesta es ¡en la pura apariencia!, haciendo la
DGT del casco obligatorio un símbolo de la preocupación del
Gobierno por la seguridad, mientras en realidad se muestra
condescendiente con el principal causante de los accidentes
mortales de ciclistas, el vehículo a motor, y con las compañías
que los aseguran, atentas siempre a responsabilizar al ciclista si
circula sin casco.
Desde ConBici queremos hacer ver que han sido demasiadas
irregularidades de una Dirección General de Tráfico que no ha sido
leal con quienes somos un pilar fundamental de la movilidad
sostenible en la sociedad del siglo XXI. Esperamos que la
bicicleta goce algún día de las ventajas de los países de nuestro
entorno, donde las discriminaciones positivas permiten reconocerle
la función social que sin duda cumple para todos.