Como ya anunciamos estos días, el casco viejo (por no decir estropeado) se ha convertido en zona 20, con prioridad de los peatones y ciclistas sobre los vehículos de motor. Parece que poco a poco se cumplen las reivindicaciones vecinales y de Huesca en Bici, como es el caso.
El hecho de limitar la velocidad no es tan importante como el de cambiar las prioridades, ya que hasta ahora el auto es el amo absoluto de la ciudad. Esperamos que se devuelva a la ciudadanía lo que le ha pertenecido hasta hace pocos años, es decir la libertad de moverse por la calle sin ser agobiado y asfixiado por el tráfico.
A aquellos que alegan que el coche da de comer a mucha gente les diremos que las ciudades que han restringido su uso significativamente han experimentado un aumento espectacular del nivel de vida de sus vecinos, tanto a niveles económicos como saludables, al ser lugares más apetecibles para vivir y para invertir. El dinero que ahorran sus habitantes en transporte y mantenimiento de un vehículo se puede invertir en ocio, cultura, salud y compras en el comercio local. El gasto en importación de combustibles y automoción también supone una carga muy importante en una ciudad como Huesca, que vería reducido su deficit cambiando los hábitos de transporte.
Es lamentable que en Zaragoza, que no es una de las ciudades más amigables con la bici, aunque desde aquí nos lo parezca, el porcentaje de desplazamientos ciclistas sea más del doble que el de Huesca. Por mucho que hayamos mejorado en los dos últimos años, todavía mucho camino para llegar a todo nuestro potencial.
El hecho de limitar la velocidad no es tan importante como el de cambiar las prioridades, ya que hasta ahora el auto es el amo absoluto de la ciudad. Esperamos que se devuelva a la ciudadanía lo que le ha pertenecido hasta hace pocos años, es decir la libertad de moverse por la calle sin ser agobiado y asfixiado por el tráfico.
A aquellos que alegan que el coche da de comer a mucha gente les diremos que las ciudades que han restringido su uso significativamente han experimentado un aumento espectacular del nivel de vida de sus vecinos, tanto a niveles económicos como saludables, al ser lugares más apetecibles para vivir y para invertir. El dinero que ahorran sus habitantes en transporte y mantenimiento de un vehículo se puede invertir en ocio, cultura, salud y compras en el comercio local. El gasto en importación de combustibles y automoción también supone una carga muy importante en una ciudad como Huesca, que vería reducido su deficit cambiando los hábitos de transporte.
Es lamentable que en Zaragoza, que no es una de las ciudades más amigables con la bici, aunque desde aquí nos lo parezca, el porcentaje de desplazamientos ciclistas sea más del doble que el de Huesca. Por mucho que hayamos mejorado en los dos últimos años, todavía mucho camino para llegar a todo nuestro potencial.
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